Los compromisos para paliar el impacto de las crisis humanitarias siguen siendo claramente insuficientes
- La ayuda humanitaria internacional creció apenas un 1% en 2018, muy por debajo de la media de los cuatro ejercicios anteriores, situada en torno al 7,5%.
- En España, la ayuda oficial al desarrollo se redujo en más del 15% en 2018.
- En 2018, la ayuda humanitaria pública descendió un 7,63% respecto a 2017. Desde 2009, cuando el presupuesto anual llegó a superar los 465 millones de euros, ha sufrido un recorte superior al 90%.
- MSF alerta de la creciente tendencia a criminalizar a la población civil atrapada en zonas de conflicto y a las organizaciones humanitarias que le prestan ayuda
Madrid, 19 de diciembre de 2019. El Informe anual sobre ayuda humanitaria española e internacional del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF), presentado esta mañana en Madrid, destaca que la ayuda humanitaria internacional en 2018 alcanzó los 28.900 millones de dólares, lo que supuso un incremento respecto a 2017 de tan sólo un 1%. Una cifra que está muy por debajo de la media de crecimiento de los cuatro años anteriores, situada en torno al 7,5%.
Este estancamiento en la ayuda no debería corresponderse con un periodo (2018- 2019) en el que a las dos emergencias nivel tres (según la ONU) en Siria y Yemen, se han añadido la emergencia provocada por el ciclón Idai en Mozambique y la crisis provocada por el agravamiento de la epidemia de ébola en la República Democrática del Congo (RDC).
Esta situación se agrava al contemplar otras crisis crónicas como las de República Centroafricana, Etiopía, Bangladesh, Myanmar, Nigeria y Somalia. Además, otras situaciones de crisis política, económica y social como las que sufren el Triángulo Norte centroamericano o Venezuela cada vez tienen más implicaciones humanitarias.
“En un panorama en el que los conflictos internacionales y las situaciones de violencia son cada vez más complejos y en el que las implicaciones y los riesgos que se derivan de la emergencia climática son cada vez mayores, un estancamiento así no puede justificarse de modo alguno”, afirma Jesús A. Núñez, codirector del IECAH.
El informe “La acción humanitaria en 2018-2019: sin cambios en tiempos de incertidumbre” revela también que la ayuda humanitaria proveniente de la UE tampoco ha estado a la altura. A pesar de haberse incrementado gradualmente durante los últimos 5 años, su ritmo de crecimiento se ha ido reduciendo, pasando de un aumento del 10% en 2015 a uno de tan solo el 3% en 2018.
LA AYUDA AL DESARROLLO ESPAÑOLA SIGUE CAYENDO
El contexto de inestabilidad política que vive España desde 2017 ha hecho que tras tres años consecutivos de incremento de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), en 2018 se haya producido una caída del 15,77%. Además, el peso de la AOD respecto al total del PIB del país ha disminuido un 4% respecto a 2017, situándola en un paupérrimo 0,18%, cifra cada día más lejana del comprometido 0,7%.
A su vez, el importe total de la acción humanitaria española pública se ha situado en 50,76 millones de euros, suponiendo una disminución del 7,63% respecto a 2017. Desde 2009, cuando el presupuesto anual llegó a superar los 465 millones de euros, se ha producido un recorte superior al 90%. Esta notable disminución sitúa actualmente a la acción humanitaria en un porcentaje del 2,36% respecto a la AOD, cifra similar a la de 2017, año en el que representaba el 2,15%.
“Desde 2007 el compromiso de la cooperación española era que la acción humanitaria supusiera el 10% de la AOD, en línea con lo alcanzado por otros donantes. Es obvio que estamos muy lejos de cumplir con aquellos objetivos. La acción humanitaria española ha ido reduciéndose año tras año y es una de las políticas públicas más afectada por los recortes. Es también el instrumento de la cooperación al desarrollo que más ha sufrido los rigurosos ajustes presupuestarios”, afirma Francisco Rey, codirector del IECAH.
EL NÚMERO DE PERSONAS DESPLAZADAS Y REFUGIADAS MARCA UN NUEVO RÉCORD
El descenso de la ayuda humanitaria se conjuga con un incremento en la complejidad de las crisis. La nueva cifra récord de población desplazada y refugiada, 70,8 millones de personas, es un buen ejemplo de ello.
En 2018 se ha constatado también que los países con menos recursos acogen cada vez a un mayor número y a una mayor proporción de población desplazada. Así, un 39% del total de la población desplazada fue acogido en países de renta baja y un 54% en países de renta media. Tan solo un 7% lo fueron en países de renta alta.
Mientras tanto, va cobrando aún más fuerza el discurso ultranacionalista de perfil cada vez más abiertamente xenófobo.
Un discurso que ve a los migrantes como una amenaza y que olvida interesadamente que nueve de cada diez migrantes africanos y ocho de cada diez asiáticos se quedan en su propio continente.
“La brecha entre necesidades y recursos sigue agrandándose, dejando a cada vez más poblaciones sin la asistencia y protección adecuadas. El sistema internacional humanitario no está siendo capaz de responder y mucho menos de prevenir las situaciones de crisis, desastres y violencia”, afirma Rey.
“SE ESTÁ CRIMINALIZANDO LA AYUDA Y TAMBIÉN A LAS POBLACIONES A LAS QUE ASISTIMOS”
El informe advierte de que la creciente tendencia a criminalizar a la población civil atrapada en zonas de conflicto, considerándola como enemiga, así como a las organizaciones humanitarias que le prestan ayuda.
Donantes y gobiernos están presionando cada vez más a las organizaciones humanitarias para que estas se plieguen a sus intereses en materia de lucha contra el terrorismo, lo cual está limitando y condicionando la capacidad de llevar ayuda a quienes más lo necesitan. “Los médicos no deberían verse forzados a decidir quién es un paciente bueno o malo. Eso está prohibido por la ética médica y por el Derecho
Internacional Humanitario. Nuestro papel debería ser tratar a quien quiera que nos necesite, a través de cualquier línea de frente que los grupos hayan trazado”, afirma Marta Cañas, directora general de Médicos Sin Fronteras.
“En el noreste de Nigeria, por ejemplo, el Gobierno ha apostado por crear ‘ciudades cuartel’ bajo control del Ejército y los trabajadores humanitarios no podemos acceder a las zonas que están fuera de estas localidades. Como consecuencia de ello, quienes están detrás de lo que el Ejército define como líneas enemigas también son considerados como el enemigo en virtud de su localización geográfica. Otro ejemplo claro es Yemen, donde la coalición militar liderada por Arabia Saudí declaró provincias enteras objetivo militar sin distinguir entre combatientes y no combatientes”, concluye Cañas.
EXPORTACIÓN DE ARMAS, EQUIPOS Y MATERIALES MILITARES: CINCO PAÍSES CONTROLAN EL 75% DEL MERCADO
El informe también destaca que el gasto militar mundial en 2018 se incrementó en un 2,6% con respecto al año anterior, mientras que las transferencias mundiales de equipo, material y armamento aumentaron en el periodo 2014-2018 un 7,8% con respecto al periodo 2009-2013. Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y China copan las primeras posiciones como exportadores (con un 75% del total mundial), mientras que España, con un 3,2% del total, se sitúa en el séptimo puesto de esta lista.
Más información:
IECAH: Laura Mula / 91 377 14 98 / laura.mula@iecah.org
MSF: Fernando Calero / 630 536 419 / fernando.calero@madrid.msf.org